Julio de 1993,Estelí sufrió el más grande asalto de su historia.

Las pintas con promesas al pueblo de Estelí por parte del llamado Frente Revolucionario de Obreros y Campesinos (FROC) están borrosas, no así los recuerdos entre los estelianos, que aún conservan en su memoria el saqueo de los bancos y las horas de histeria que vivieron con la violenta incursión de un grupo de hombres armados y jefeados por Víctor Manuel Gallegos, alias “Pedrito El Hondureño”, el 21 de julio de 1993.

El asalto a las sucursales del entonces Banco Nacional de Desarrollo (Banades) y Banco Nicaragüense (Banic), en Estelí, dejó un botín millonario a sus saqueadores. 

Estelí fue atacada  un Martes y, ocupada por un grupo de 150 antiguos militares. Según anunció el obispo de la ciudad, Abelardo Mata, tras dos días de combates que causaron al menos 43 muertos y 99 heridos, los militares rebeldes iniciaron un 23 de Julio la retirada hacia las montañas que rodean Estelí mientras otros "comenzaron. a rendirse". El jefe del Ejército, Humberto Ortega, había ofrecido a los rebeldes -que exigían tierras, trabajo y apoyo económico gubernamental- una amnistía que no beneficiaría a los cabecillas.

Los rebeldes, dirigidos por el ex dirigente sandinista Víctor Manuel Gallegos -conocido como Pedrito El Hondureño-, un veterano especialista en la guerra de guerrillas, parecían haber sucumbido en la madrugada del jueves, después de que las tropas regulares que sitiaban la ciudad descargaran durante horas su artillería. 

La operación contó con el apoyo de helicópteros y carros de combate. Pero el gobierno no dominó la crisis y quedó en evidencia al amanecer, cuando se comprobó que los rebeldes continuaban resistiendo con dureza en diferentes puntos.El jefe del Ejército, general Humberto Ortega, dijo que los rebeldes estaban "condenados" a entregar sus armas o a morir ante el avance lento, pero firme" del ejército.

Un rumor que se comentó en Estelí fue que el dinero robado a los bancos (que después debió pagar el mismo pueblo con sus impuestos), no se perdió con la muerte de la persona que cargaba los sacos, como se afirmó momentos después de ocurridos los hechos,sino que fue repartido entre los mismos asaltantes.

El mal recuerdo por esta tragedia está sobre todo en las mentes de aquellas personas que perdieron un familiar o se involucraron con las víctimas.

Los delincuentes se tomaron la ciudad y saquearon los bancos de donde robaron unos 5 millones de dólares en su equivalente en córdobas.

Los antisociales llegaron a las instalaciones de la Policía, que se tomaron sin ningún problema. Sin embargo el Ejército se presentó y hubo intercambio de disparos, producto de los cuales resultó muerto el civil Arlen José Romero Gurdián, mecánico de un taller ubicado a 100 metros de la Policía.

Los irregulares sufrieron un muerto y dos heridos y se retiraron llevando sus bajas y varios fusiles de la Policía.

A los que robaron y provocaron el asesinato de decenas de personas se les garantizó su libertad a través de una amnistía ofrecida por la presidenta de ese entonces, Violeta Barrios de Chamorro, y el jefe del Ejército, Humberto Ortega, aprobada por la Asamblea Nacional.

Para monseñor Mata, la amnistía no era la mejor salida a ese problema, pero fue buscada la ANPDH para que apoyara y anduvieron por los barrios de Estelí pidiendo a los que tenían armas que las entregaran y que no serían procesados.

FUENTE: PRENSA/EL PAIS