La Crónica deportiva y el fanático de fútbol de Hoy. - TELENORTE

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03 agosto 2012

La Crónica deportiva y el fanático de fútbol de Hoy.

La crónica deportiva tiene la misión de mantener informada a la población, y es por eso que los cronistas deportivos tienen que actualizarse a diario en esta materia y conocer más sobre fútbol.

Hubo un cambio en la manera de comentar el fútbol. En el pasado se trataba sólo de contar el partido, de narrarlo. No se aventuraban juicios personales. No había incursiones en lo técnico. El cronista era un espectador más.Ahora se intenta juzgar,utilizando argumentos tácticos. El cronista es un técnico más.
La nueva inquietud de los cronistas por averiguar los secretos futbolísticos y transmitirlos al público. es buena,pero no hay que olvidar que el fútbol es pasión, y que comentar sobre un partido de fútbol no es dar una lección de tácticas, sino también de participar de un hecho que por ser masivo y por ser popular es parte de nuestra apasionada manera de vivir. 

Un periodista deportivo se vuelve inculto e informal y muy superficial, cuando se conforma con la información que logra recopilar y no se profundiza en ella, o se basa en historias incompletas porque sólo se le interesa ver desde un ángulo, con poco valor para la investigación y mucho para el escándalo, el morbo y generar polémica. Lo que convierte al periodismo deportivo mayoritariamente malo, superficial y a veces localista.

Al parecer hoy en día vale más una opinión o una crítica destructiva y la defensividad, donde se toma como escudo a la libertad de expresión para decir cualquier tontería, donde se le llama erróneamente "periodismo valiente" a quien va en contra de la corriente, sólo por eso, por llevar la contraria hasta en lo que funciona bien.

Tanto en prensa escrita, como en la voz, son pocos los que realmente asombran con la precisión y estética en el vocabulario, y son menos los que se atreven a intentarlo, e incluso a combinarlos con sus conocimientos en otras áreas. Por lo que el reto será formar más escritores, periodistas y cronistas deportivos profesionales.

La audiencia y algunos cronistas se sienten libre de despedazar a un jugador o un equipo solamente por opinar algo diferente a lo que piensa. Sin embargo otros aportan con su críticas de manera positivas sobre el desempeño de un plantel, lo cual les motiva a hacer un mejor trabajo.

Si existen programas radiales y televisivos sobre debate deportivo, son por una simple y poderosa razón: opinar no cuesta, pero investigar lleva tiempo, esfuerzo y dinero.

Un cronista deportivo debe hacer un análisis profundo del sistema de juego y señalar los errores cometidos durante el partido, mientras que el comunicador deportivo debe limitarse a informar lo que pasó en el campo de juego, se les respeta sea cual sea su opinión, pero no tiene derecho a usar epítetos en contra de un jugador o un equipo completo. Antes de emitir su  juicio, debe tener conocimiento de la historia y luego opinar y no realizar comparaciones fuera de lugar. 

A cerca del simpatizante, el aficionado y el fanático. 

El simpatizante es aquél que de vez en cuando asiste al estadio, pregunta por el equipo el día que juega de local, pero no se contenta ni demasiado con el triunfo, ni se pone tan triste con la derrota. Simplemente está interesado en el equipo por tener la información a la mano para tener tema para hablar en su círculo íntimo. 

El aficionado o el hincha es aquél que está siempre con el equipo, en las buenas y en las malas, acompaña al 100 por ciento al equipo en todo el año, tiene recuerdos en el estadio de los partidos y tiene en su corazón tanto la alegría de los triunfos, como las cicatrices de las derrotas. 

Pero tiene algo en común que lo identifica: es capaz de sentirse perdedor y aplaudir al rival de turno cuando éste demuestra que en la cancha fue superior. Y ese es un gesto de nobleza y de comprensión del juego, que es difícil de notar en las demás aficiones de los otros equipos. Es el que se enfurece cuando ve a su equipo inmiscuido con los de mitad de tabla para abajo porque su grandeza le impide igualarse con equipos chicos. Es el que tiene conocimiento del fútbol internacional y conoce a la perfección el juego. 

El fanático es aquél que no acepta otras posturas sin aceptar que pueden existir otros equipos mejores, ni aunque la razón , esté de parte de su interlocutor.

El  fanático de fútbol no es aquel que gusta del fútbol, es aquel que sufre por el fútbol. El que pierde toda compostura tanto si su equipo gana como si pierde. El que divide al mundo en dos, los buenos y los malos. Los buenos, por supuesto, son los que le van a su equipo. Los malos siempre son los del otro equipo, desde los jugadores hasta los fanáticos. Nunca un fanático aceptará de buena gana la derrota, siempre le echará la culpa al árbitro, a las circunstancias, a los jugadores lesionados, a la poca inversión en plantilla. Un fanático nunca será un buen perdedor.

El fanático dice y perjura que apoya a su equipo en las buenas y en las malas. Piensa que de no estar él apoyando el equipo no ganaría, piensa que sus porras, ya sea en las gradas o por internet, tienen un efecto mágico en los jugadores, que los impulsa a ganar. Así, el fanático se siente parte del equipo y piensa que de no existir él, el equipo no sería nada. Ser parte de “algo grande” es una necesidad humana que satisface un equipo de fútbol.

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