Con el dolor reflejado en el rostro y en medio de sollozos, los
padres de Luis Alfredo Barreto asesinado a tiros en Costa Rica, en
circunstancias hasta ahora confusas, pidieron públicamente al Gobierno
de Nicaragua que los apoye para que el crimen de su vástago no quede en
la impunidad.
Los padres de la víctima, Víctor Manuel Espinoza y Fidelina Barreto,
habitantes del Barrio “El Calvario” de Estelí, denunciaron el trato
denigrante que recibieron de las autoridades migratorias de Nicaragua
en Peñas Blancas, quienes aparentemente querían revisar el cadáver
internamente.
“Ellos bien saben que somos cristianos y que jamás vamos a actuar de
forma incorrecta” dijo Espinoza, quien profesa la religión evangélica, y
en Estelí es conocido como una persona de bien.
“El trato que recibimos de parte de las autoridades en Costa Rica,
por el contrario, fue de solidaridad”, acotó, por lo que hizo un
llamado a los funcionarios de Migración y Extranjería para que revisen
tal situación. END intentó obtener una versión oficial al respecto y no
se pudo.
Era honrado
Los padres del esteliano asesinado, también quejaron porque
tuvieron que asumir todos los gastos para repatriar y preparar el
cuerpo, pese a que solicitaron ayuda al Gobierno de Nicaragua.
Apuntó don Víctor Alfredo que su hijo, quien tenía 36 años de edad,
no era una persona conflictiva y no cree haya se haya involucrado en
actividades ilícitas.
El doliente hizo este comentario, ya que los medios de comunicación
costarricenses informaron, citando a las autoridades ticas, que se
trataba “de una pasada de cuentas”. No obstante, don Víctor Manuel está
seguro que su vástago fue asesinado para robarle.
Luis Alfredo Barreto fue asesinado a tiros (tenía dos impactos de
bala en los brazos, igual cantidad en las piernas, y otros en la
cabeza). Junto a él también fue ultimado el nicaragüense Pedro Pascual
Ortiz, el fin de semana pasado.
La víctima tenía aproximadamente 20 años de trabajar en Costa Rica de
forma honrada, según dijeron sus padres que lo sepultaron la tarde de
este miércoles. Al infortunado le sobreviven cuatro hijos, el mayor de
14 años y el menor de cuatro.
Los parientes del infortunado dijeron que los matones acabaron con la
vida de este en el Mirador Valle Azul de Costa Rica, y luego lo
trasladaron en una camioneta hacia Alajuelita, en donde hay elementos
vinculados a la narcoactividad, para despistar a las autoridades
costarricenses.
MAXIMO RUGAMA/END
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